Desde su nacimiento como plataforma de alquiler online hasta nuestros días, Netflix ha vivido un proceso de auténtica revolución interna que ha traído, no por casualidad, otra revolución mucho mayor en el sistema audiovisual moderno. Y es que gracias a plataformas como  la de la gran N roja, HBO o Amazon Prime, los gustos la forma de disfrutar de contenido audiovisual están cambiando en todo el mundo. La gente, sobre todo los jóvenes, prefieren conectarse a Netflix para hacer un maratón de su serie favorita, a la hora que más les convenga y con la facilidad de hacerlo desde caso, a esperar cada episodio, a la misma hora, en un canal de televisión donde además nos interrumpirán con un montón de anuncios. Las cosas están cambiando en el mundo de la televisión y el cine, y Netflix tiene mucha culpa de ello.

Gracias a series como House of Cards, Stranger Things o La Casa de Papel, algunas originales y otras rescatadas de la televisión “tradicional” para poder continuar con ellas en la plataforma, Netflix se ha convertido en un auténtico gigante con millones de usuarios en todo el mundo, con una producción propia absolutamente descomunal que destaca no solo por su cantidad, sino también por su calidad. La prueba la hemos tenido en este 2020 con el estreno de Gambito de Dama, una miniserie que no parecía llamar mucho la atención al no ser un gran estreno, pero que se coló, gracias a su calidad y a las buenas críticas, entre lo más visto de la plataforma, hasta llegar a ser su miniserie más vista de la historia. ¿Cómo consigue un drama centrado en una joven atípica y su viaje a través del mundo del ajedrez en los años 60 cautivar de esa manera a millones de personas? Ahora lo vamos a comprobar.

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